martes, 31 de agosto de 2010

Una esfera negra y ácida en el medio de un campo con flores de sal.

Y la pausa mortecina de una señora que te ofrece una taza de caldo caliente.

Caldo de vida, en una mano mohosa.

Es mas bonita la decrepitud de una piel tatuada en recuerdos.

Que el movimiento rápido e impulsivo de quién bebe ese caldo.

Creyendo saber vivir,creyendo saber beber ese caldo.Con prisa, quemándose la punta de la lengua.

En tiempos de esparto, piensas en raso azul.

Y en murallas de vida sin caldo.

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