domingo, 5 de septiembre de 2010

Bitácora.

Y por fin el puzzle encajó.

Dejó de entrar agua.

El grumete era un pirata.Se levantó y descubriendo sus brazos tatuados,me sonrió,después se tiró por la borda y desapareció en las aguas...Ni siquiera lo seguí con la vista.

Si fuese un grumete se hubiese ahogado,pero un corsario no.Nunca se sabe si va a volver a aparecer con una daga en la boca,contando historias lejanas, poniendo cara de grumete pero con alma de libertad y amargura.

Yo temí a los piratas. Ahora ya no. Los entiendo.Es difícil ser uno de ellos. No pertenecer a nadie, ni siquiera a ti mismo. Siendo adalid de la libertad...

Pero con un grillete por corazón.

El temor que me provocaba se transformó en ternura. Pero siguen siendo piratas.

Yo no.

Yo sigo navegando, vendrán muchos más, el mar está lleno de ellos. Por lo menos no los confundiré con grumetes. O sí.

Son sólo piratas. Solamente.

Algún día dejarán de serlo.

Parece que cae la noche, hará frío.

Este ron es miel, me calienta el corazón.

He decidido que voy a tirar el cofre de ébano con la calavera tallada...

En donde guardo algunos recuerdos de épocas extrañas.


...Y mi viejo parche del ojo...









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