jueves, 20 de noviembre de 2008
Carta a mano muerta
Decapitados bajo el árbol de la sabiduría, bajo el mausoleo etílico de tu café express doble, percibí la rabia del anacoreta sibilino que cuida del jersey de lana que tejió Concha Cuetos. Cuéntame un cueto.El vino en bota y la mujer en pelotas. Subyace, subyace. Quisiera ser tan alto como la luna. Petiscos y sifón, si-vous-plait. Nicotina, seis barritas de cereales integral y un falo gallardo, salta tres yardas hacia el norte y pega un adhesivo de Willy Foggka en tu frente. Fiereza de lobos. Pasos de señor de setenta años con pelo oscuro .Hay luz al final de aquella calle húmeda y una cara bonita de mujer desdibujada por el frío. Nylon y doscientos miligramos de estrógeno. Sensación generalizada de caos en el ambiente que me reconforta ,soy un auténtico jinete del estrés emocional.Un muro de piedra y sesenta segundos de odio irracional.Pollo con vinagre de Módena.La gran diosa Ganja os comerá aunque os escondáis debajo de la cama,ella sabe donde urgar.Me robaron los yogures y las tostadas integrales, fue horrible.Cada vez es todo más intenso, pero al mismo tiempo me siento débil, incoherente y susceptible, he de hacer caca .Creo que me dejé olvidado en una taquilla del vestuario de la piscina, todo lo que me diste, incluido tu recuerdo. Despídete antes de que lo hagan; lo único que debes dejar allí es un charco de sudor en el suelo y pupilas dilatadas.Y yo que creía quién era y no tengo ni puta idea. El almizcle. Muy agradecido.Vayan buscando sustituto.
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